Las cartas oh son una herramienta terapéutica que nos sirve para disolver conflictos, problemas o bloqueos.

Forman parte de una colección de cartas asociativas denominadas kesem "magia".

Todas las experiencias por las que pasamos en la vida dejan huella en nosotros, más o menos profunda, dependiendo del impacto emocional que nos hayan provocado.
Las experiencias con carga emocional menor pasaran a ser almacenadas en una memoria lejana, por lo que para ser recordadas, será necesario hacer un trabajo consciente para traerlas al presente. Sin embargo aquellas situaciones que más nos han afectado, permanecen activas y en el fondo de nuestro ser.

Todo lo que queda encerrado dentro es importante, por doloroso que haya sido hay que atenderlo hasta liberarlo. Hay que saber dejarlo ir y que no nos ocupe espacio dentro. Cuando menos lo esperamos salen a la luz y nos recuerdan que están ahí esperando para ser sanadas.

Las Cartas asociativas se han utilizado con éxito como complemento a muchas disciplinas terapéuticas: en el ámbito de la psicología, psiquiatría, técnicas de coaching personal...

Se aplican para tratar cualquier dificultad, tanto en adultos como en niños y también en terapias grupales. Ante una situación conflictiva sin salida aparente, las Cartas OH nos ayudan a enfrentarnos a estas situaciones complejas de una manera fácil y creativa y están indicadas para:

• Ampliar nuestros puntos de vista
• Encontrar un sentido a la vida
• Descubrir recursos propios que antes no se habían considerado
• Liberar cargas emocionales
• Fomentar la capacidad de comunicación
• Trabajar enfermedades psicosomáticas
• Detectar conflictos con nuestras relaciones y sus posibles soluciones
• Desarrollar la imaginación
• Buscar soluciones creativas a problemas complejos en el mundo empresarial
• Estimular la creatividad e imaginación en los niños para resolver sus problemas de forma sencilla y divertida. 

Fotogalería

Caso Real

Llegó a la consulta sin ninguna pretensión. No hizo falta que abriera la boca para percibir que las próximas horas se tornaban interesantes. No podría recordar ahora como iba vestida pero la elegancia que la envolvía iba mucho más allá de la ropa que la tapaba. 

Había cumplido más de 6 décadas, y aparentemente tenía integrados sus aprendizajes. Sólo la movía la curiosidad de conocer nuevas técnicas decía: Bien, pues juguemos entonces...

Parecía estar muy por encima de todo aquello, cada imagen, cada palabra, concluía que era una prueba superada, un resto del pasado que ya no hacía falta volver a mirar porque tenía muy claro que hacer con todo aquello. Un matrimonio fallido después de 30 años de convivencia. Mentiras, malos tratos, engaños, ruina económica... "Años perdidos" (y un sinfín de creencias limitantes adquiridas que ignoraba tener)

Tenía una clara y serena belleza, desprendía sabiduría con sólo observarla y era consciente de ello solo en parte. Lo que decía conocer de ella misma, lo consideraba un inconveniente en lugar de una virtud. Así se lo habían reflejado sus relaciones sentimentales, sus hijos y sus más leales amigos. Por este motivo su imagen distorsionada formaba parte de sus verdades más absolutas.

Fue increíble ver como a medida que avanzaba la terapia, ella misma desmontaba sus coartadas. Asombroso como se arrancaba dulcemente la venda que con tanto cuidado se había esforzado en mantener. Que dulces le supieron sus lágrimas, cuando reconoció al fin que la soledad era un problema y que su espíritu joven no la iba a llevar atrás en el tiempo, pero si la permitiría disfrutar de esas experiencias que tanto ansiaba vivir su alma nuevamente.

Fueron dos horas increíblemente productivas. Transformó en una sola sesión un montón de sus creencias y se fue, sabiendo lo que haría a partir de ahora, más digna, mas erguida, ilusionada como una niña y confiando en amar y ser amada.